El Viaje

Tras el viaje oficial de Alma ONG hacia Angola a la provincia de Cunene (Ondjiva) donde las noticias informan del cambio climático y sus consecuencias constantes podemos asegurar que la realidad es devastadora.

Nos documentamos y hablamos con la gente local que nos explican que hace 2 años y medio que no llueve y  podemos observar el resultado, una grave sequía, animales muriendo, personas abandonando sus pueblos en busca de un nuevo hogar incluso mudándose a su país vecino Namibia con el sueño de encontrar un hogar.

En Luanda (Angola) alquilamos un vehículo con conductor, hicimos la compra de alimentos básicos para donarlos en poblaciones de extrema necesidad, en la compra incluimos sacos de arroz, judías, harina de maíz

, leche, agua, azúcar, atún, espaguetis, galletas y alimentos para el crecimiento de bebés y niños.

Hemos viajando desde Luanda hasta Ondjiva  una ida de más de 1000 km, en el camino hemos ido parado para entregar alimentos en los poblados, conocer a sus gentes y sus necesidades prioritarias. Ha sido una experiencia única e  inolvidable conociendo  historias de personas maravillosas, luchadoras y llenas de esperanzas. Cuando llegamos en Ondjiva hemos ido en uno de los pueblos más devastados por la sequía y con nuestros ojos vimos algo que nos marcó para siempre. Una niña orinaba  y ponía sus manos entre sus piernas para acto seguido beberlo. El cambio climático afecta mucho a África por su clima, animales desnutridos y muertos hemos visto durante todo el camino.

El viaje ha sido una experiencia para concienciarnos más aún de que hay mucho por lo que luchar. Es nuestra primera vez en esta provincia y esperamos volver con toda la ayuda que entre todos podemos conseguir.

 


El puente de los niños

 

En Luanda, Angola existe un lugar señalado y lo hemos llamado El Puente de los Niños. Desafortunadamente hay muchos niños necesitados que por sus historias personales (abandono, maltrato, problemas psicológicos… etc ) acabaron viviendo en las calles y sobreviven como sea. Su meta diaria es conseguir comida ya que muchos de ellos solo hacen 1 comida.

 

Cuando hablamos de comidas hablamos de cualquier alimento que les puede engañar el estómago como bocadillos o sobras que le regalan las personas. Algunos chicos comienzan a ingerir gasolina, pegamentos etc. Por la desesperación. Su hogar como se puede intuir es un puente, donde se cobijan de los cambios climáticos. Su familia el resto de niños huérfanos y en ocasiones por sus vivencias y el miedo se aíslan en soledad.

 

Al caer la noche con la caridad de algunas personas y lo que ellos encuentran cuando buscan entre basuras improvisan sus camas con cartones o directamente se tumban en el suelo y se cubren con las mantas halladas. Alma Ong estuvo allí, observó la desoladora imagen y quiso aportar su ayuda a varios chicos, hablando con ellos y conociendo sus historias el corazón se te abre y te es profundamente doloroso imaginar todo lo que narran, al fin y al cabo son niños. Viviendo en las calle hemos encontrado varios niños enfermos, ya que el sistema de sanidad es de pago.

 

Muchos de ellos están en condiciones muy graves. Decidimos tomar la acción de llevar los casos más graves al hospital, también compramos medicamentos varios recetados por los profesionales.  Había un chico que le mordió un perro y tenía magullada su piel, otro caso fue el de un joven que lo atropelló un coche y conductor  se dio a la fuga, infecciones de caminar descalzo, por falta de higiene y desnutrición es lo que más sufren. Alma Ong está luchando para que entre todos seamos conscientes de que si podemos ayudar, de que si podemos cambiar la vida de estos niños. De que todos ellos merecen una oportunidad y si se la vamos a dar. Sumando pequeñas ayudas podemos hacer feliz a muchísimos niños.


La cena con los niños

Alma ONG se encuentra en Luanda junto con los niños de las calles conociendo los motivos y situaciones que llevaron a cada uno de ellos a terminar en las calles. Nos cuentan que desde hace mucho tiempo su único alimento son los bocadillos y comidas sobrantes que les regalan o encuentran en la basura. Los más jóvenes incluso no conocen los cubiertos ni mucho menos lo que es un plato de comida sana.  Cuando Alma escucha la ilusión que les haría sentarse en una silla, comer en una mesa junto a sus amigos y utilizar cubiertos se nos ocurre una idea para que confíen en nosotros, para conocernos más entre todos y  focalizar soluciones para ellos. Reservamos todo un restaurante local en el cual nos ofrecen menús para todos los niños. En sus rostros se dibujan sonrisas y alegría.Todos tiene carencias muy arraigadas, estos niños necesitan una figura que les de confianza, educación y mucho amor.  Conviviendo durante 5 días con ellos se puede apreciar que son víctimas de muchos factores, son niños buenos que se pueden recuperar de las calles. Solo desean una oportunidad y que los traten con lo que tanto les falta amor y cariño.

Nos entristece saber que después de nuestro quinto día juntos al siguiente todos iban a volver a la calle con sus rutinas diarias. Alma está trabajando muy duro para dar voz a estos jóvenes que son el futuro de su país y de concienciar a quienes sí podemos ayudar a mejorar la vida de los demás. Tenemos que unirnos por que juntos podemos conseguirlo, ningún niño debería pasar hambre, ningún niño debería crecer solo en el anonimato de las calles con todos los peligros que existen.

 

 

 

 


Testimonio de Mauricio

Mauricio es un adolescente de 16 años que huyó de su casa simplemente por la necesidad de encontrar alimento y por la mala influencia de sus amigos. Le contaron que iban a la capital de Angola y regresaban a su provincia con ropas nuevas, zapatos y mas cosas, ya que en sus pueblos no hay muchos productos y en la capital podría encontrar todo lo que deseara, confiesa Mauricio.

Hasta que un dia quedo convencido que quería ir a la capital para tener comida y ropas como sus amigos, cuando llegaron en Luanda (capital) Mauricio tenía 13 años cuando pisó  por primera vez la gran ciudad y tras despistarse del grupo se da cuenta de que está perdido. 

Mauricio empezó a buscar ayuda para regresar a su casa sin suerte alguna quedando en la calle durante 2 años y 8 meses pidiendo comida y ayuda económica para pagar su billete de 8 euros y regresar a su hogar. Su aspecto deteriorado hizo que las personas lo juzgaran mal.  Mauricio no había tenido la opción de comunicarse con su familia ya que tener un teléfono es un lujo al alcance de la minoría y muy costoso. Cuando alma ONG estuvo en capital de Angola conocimos a Mauricio, mirando su cara preocupada y su mirada desorientada solo pedía repetidamente que por favor le ayudarán a comprar un billete de autobús para volver a su casa que estaba en la provincia de Huambo. Alma ONG tomó la acción de ayudar a este niño, al día siguiente estuvimos con él, comprándole ropa y zapatillas, también lo llevamos a la peluquería y comimos juntos. Antes de marcharnos a la terminal de autobuses nos llevó a la calle donde había estado viviendo. 

Más de 27 niños sobreviven en las calles y 9 de ellos nos pedían ayuda para acompañarlos a sus casa. Alma Ong pudo llevar 7 niños con su familia. Haciendo seguimientos y comprometiéndose a que se encontrasen con sus familiares. Mauricio tiene un sueño, el de ser profesor. Quiere estudiar. Hay más niños en las calles como Mauricio que necesitan ayuda de todos y cada uno de nosotros que si tenemos la posibilidad de contribuir a crear un mundo más justo para todos en este caso el de los adolescentes, una edad en las que muchos por miedo, maltrato o necesidad eligen caminos peligrosos. La compasión y en el amor por los demás pueden mejorar muchas vidas.

 

Juan profesor sin recursos

El profesor Juan  Vive en unas condiciones extremadamente precarias, desplazarse todos los días para coger el transporte público supone un sobre esfuerzo. Este profesor, es un persona clave para su comunidad, ya que voluntariamente enseña a los niños pobres de su barrio a leer y escribir. Su ilusión es poder seguir estudiando en la universidad. Para poder seguir ayudando a las personas y niños a tener un educación gratis. Esto sería posible si comenzando con una silla de ruedas o bicicleta de minusválidos para poder moverse fácilmente.

Alma sin frontera conoció a Juan un profesor de 32 años de edad. Nació con una parálisis en sus piernas y sin recursos de vida a sobrevivido arrastrándose por el suelo y viviendo en una chabola sin las mínimas condiciones humanas, eso no fue un impedimento por que su fuerza de voluntad fue mayor y tuvo la posibilidad de estudiar y trabajar pero como su salario es de menos de 25 euros al mes le es imposible comprar una silla de rueda.(Actualmente juan no tiene trabajo).

 Entrar en la universidad.  

El  mayor deseo de Juan es seguir formándose. No tiene cómo moverse en transporte público, es escaso, no hay facilidad para la gente que tiene minusvalías. (en los autobus no hay espacio especial para ellos todo el mundo va como en una lata de sardinas). Juan es el claro ejemplo de superación ante la adversidad, de coger todos esos miedos e inseguridades y convertirlos en fuerza y la motivación de  seguir adelante. 

Por  propia experiencia sabe que no es fácil a veces seguir adelante, hay una historia diferente y una diferente manera de enfrentar la vida por eso desea con gran esperanza continuar sus estudios de psicología para ayudar y motivar a los más jóvenes.

Alma ONG ya estar contribuyendo a sus estudios universitarios desde el año pasado, hay muchos jóvenes con situaciones similares. Nuestros proyectos solidarios siguen luchando contra la desigualdad en las comunidades más desfavorecidas.Trabajamos para lograr que mejoren las condiciones de vida de las personas y que se mantengan en el tiempo.

Testimonio de Anita

Amanece un nuevo día, un nuevo desafío, una continua supervivencia 700 kilómetros antes de llegar a nuestro destino detenemos el coche y la imagen es desoladora,

entre hambruna y personas pidiendo caridad escuchamos un llanto desgarrador; Anita. Madeleine una joven madre soltera de 18 años despierta entre los llantos de su pequeña Anita de 12 meses. La noche no ha sido fácil como las 142 noches anteriores: Erupciones cutáneas en todo el cuerpo, especialmente en la cabeza, la cara y el cuello con úlceras en las palmas de las manos y en las plantas de los pies. Añadido las graves infecciones constantes a causa de las condiciones insalubres en las que viven. Anita sufre la enfermedad de la sarna crónica en su estado más extremo. Su malestar constante, su molestia por la picazón y las heridas en carne abierta son una pesadilla para su madre que no tiene los medios ni la ayuda para llevarla al hospital. Además como ya sabemos la sarna se transmite fácilmente de una persona a otra a través del contacto de la piel. Madeleine también sufre la enfermedad y busca desesperada el auxilio para ambas, sin embargosu prioridad es aliviar el dolor de su hija Anita. En el camino Alma ONG viaja a un poblado de extrema pobreza en el cual sobreviven gracias a la agricultura y granja de vacas  que por desgracia muere la extrema sequía ha más de 2 años sin llover y con escasos recursos para subsistir en este terreno tan árido. En la medida de nuestras posibilidades repartimos provisiones y nos centramos en la pequeña Anita. Alma se compromete con ella y con su madre asumiendo todos los gastos médicos, gastos personales y alimentos de primera necesidad. Asimismo a la joven madre se le brinda la oportunidad de que en un futuro próximo tenga la posibilidad de retomar sus estudios y se le conciencia de la importancia de ello.  

Dos semanas más tarde desde España y en continuo contacto 

con Madeleine y su médico nos reconforta por primera vez escucharla reír y balbucear palabras. El tratamiento de ambas está dando resultados positivos.

Alma ONG ha seguido el tratamiento de la madre y de la hija hasta el final, el informe del médico confirma que las dos están curadas.

Actualmente la madre de Anita se encuentra en la capital, Alma ONG ha entregado un importe económico suficiente para que su madre empiece un pequeño negocio y así pueda mantener a su bebé y a ella.

  Seamos el cambio que deseamos, actuemos ahora.

 


 

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