Mauricio es un adolescente de 16 años que huyó de su casa simplemente por la necesidad de encontrar alimento y por la mala influencia de sus amigos. Le contaron que iban a la capital de Angola y regresaban a su provincia con ropas nuevas, zapatos y mas cosas, ya que en sus pueblos no hay muchos productos y en la capital podría encontrar todo lo que deseara, confiesa Mauricio.

Hasta que un dia quedo convencido que quería ir a la capital para tener comida y ropas como sus amigos, cuando llegaron en Luanda (capital) Mauricio tenía 13 años cuando pisó  por primera vez la gran ciudad y tras despistarse del grupo se da cuenta de que está perdido. 

Mauricio empezó a buscar ayuda para regresar a su casa sin suerte alguna quedando en la calle durante 2 años y 8 meses pidiendo comida y ayuda económica para pagar su billete de 8 euros y regresar a su hogar. Su aspecto deteriorado hizo que las personas lo juzgaran mal.  Mauricio no había tenido la opción de comunicarse con su familia ya que tener un teléfono es un lujo al alcance de la minoría y muy costoso. Cuando alma ONG estuvo en capital de Angola conocimos a Mauricio, mirando su cara preocupada y su mirada desorientada solo pedía repetidamente que por favor le ayudarán a comprar un billete de autobús para volver a su casa que estaba en la provincia de Huambo. Alma ONG tomó la acción de ayudar a este niño, al día siguiente estuvimos con él, comprándole ropa y zapatillas, también lo llevamos a la peluquería y comimos juntos. Antes de marcharnos a la terminal de autobuses nos llevó a la calle donde había estado viviendo. 

Más de 27 niños sobreviven en las calles y 9 de ellos nos pedían ayuda para acompañarlos a sus casa. Alma Ong pudo llevar 7 niños con su familia. Haciendo seguimientos y comprometiéndose a que se encontrasen con sus familiares. Mauricio tiene un sueño, el de ser profesor. Quiere estudiar. Hay más niños en las calles como Mauricio que necesitan ayuda de todos y cada uno de nosotros que si tenemos la posibilidad de contribuir a crear un mundo más justo para todos en este caso el de los adolescentes, una edad en las que muchos por miedo, maltrato o necesidad eligen caminos peligrosos. La compasión y en el amor por los demás pueden mejorar muchas vidas.